Llevar estos procesos de memoria al teatro, es un acierto y una necesidad porque podemos trasponer esta realidad que puede tener colores dolorosos, colores que cuestan, colores que a traviesan sentimientos; que nos negamos a la misma realidad trasponer al mundo de lo poético, en la escena nos permite ampliar el espectro y ver otra amalgama de colores; ver y descubrir que la búsqueda tiene todos los colores que pueden habitar en un arcoíris.
Entonces al hacer este ejercicio escénico, podemos ver y redescubrir nuestro proceso desde otros lugares.





